Para una amiga con una vida tan infortunada como la mía . Te quiero.
El club de los perdedores se compone de personas como yo, que detrás de una sonrisa se esconden miles de pesares.
Se compone de personas a las cuales destrozaron la vida y al paso del tiempo; siguen destrozando. De esas personas a las cuales la vida no nos sonrió. Y que no nacimos en pañales de seda y en un hogar normal.
Hagamos el club de los perdedores con memoria, que día a día recuerdan sucesos y se mueren, se incendian por dentro por recordarlo.
Se forma desde el rechazo, desde apartarnos. Somos perdedores con cara de asco y repudio hacia el exterior, nos escondemos abajo de las cobijas por temor a que nos toquen o nos vean y en la calle... si, en la calle somos diferentes, fingimos, reímos, nos sentimos fuertes.
Nos protegemos, somos sinceros pero muy cabrones. Somos el club de los perdedores que no supo distinguirse en otra cosa y que por no saberlo hacer, aprendieron a querer por interiores y dejar la superficialidad a un lado.
Somos a los que nadie quiso, somos los que buscaron el refugio en todo lo alternativo y ahí; encontraron a más perdedores como ellos, encontraron a gente que empezaron a quererlos.
Somos los que leemos porque en las hojas ficticias encontramos refugio y luego, motivados, empezamos la lucha social. Supimos que vivíamos injustamente, supimos de ciertas cosas que los que han tenido vidas simples y sin complicaciones nunca conocerá.
Somos los de abajo, luchadores, de izquierda y del centro, somos el pueblo que despertó.
Esos que caminamos formando nuestro propio camino, que buscamos alternativas a los problemas y que avanzamos de la mano, juntos.
Somos perdedores que incendian el cielo de los de arriba para comenzar a formar un nuevo cielo de los de abajo.
Somos perdedores capaces, somos los que nos refugiamos en el verdadero arte, que sabemos lo que cuesta y que aprendemos el valor no el precio de las cosas.
Los que vivimos a oscuras, los que no nos rendimos a pesar de como seamos, los que buscamos un nuevo amanecer.
Somos los inevitables, los que estamos destinados a encontrarse.
Somos los perdedores... y sabemos que; los perdidos somos los que ahora escribiremos la historia.