abril 10, 2015

Inclinación por lo imposible.

Quizás en un tiempo aquel Dios,
(en el cual no creo) 
escribió nuestras historias,
tras algunos golpes del destino.

Es obvio que es una desviación
puesto que no hay nadie que escriba
lo que pasará con el tiempo.

No solía creer en las coincidencias
y cuando te conocí te tomé como una burla, 
tanto de las circunstancias
como de eso que llaman amor.

(Creyendo fielmente que podrías quererme) 

Tengo una inclinación,
favoritismo,
esperanza o como usted quiera llamarlo
hacia lo imposible,
es como defecto de fábrica,
aún confío en la raza humana
y en la existencia tanto de valores como reglas de convivencia básica,
cuando tanto como usted y yo,
sabemos; de la inexistencia de tales cosas.

Realmente la utopía no es mala,
pues como imposibles no podemos dividir
lo bueno de lo malo y viceversa.

Créame que a mi edad,
(mental pues la física es mínima y no requiere mayor interés) 
y con idea,
odio hablar de propiedad privada,
que la situación entre nosotros no es libertaria ni de respeto.

Mi visión de utopía no es igual que la suya. 

La problemática radica en que,
tu odias la palabra y yo;
odio tener que pronunciarla dada nuestra situación.

Es la descripción a lo que somos,
un adjetivo calificativo hacia tus ojos
que no quieren verme más,
un verbo hacia las ojeras que;
sin duda alguna habrán de brotarle,
(algún día) 
por pensar en mí
y en las cosas que jamás pudimos hacer,
ni quisiste hacer conmigo porque
te negaste a ser la utopía que podría quebrantar esta negación mía.

A romper estas malditas ganas de salir a verte
y dejar de pensar en que no somos un acuerdo mutuo,
inclusive ni un amor libre,
ni un poema estructurado,
ni una teoría o una acción.

No somos la calle que brilla en el horizonte,
ni tampoco la gasolina que brincotea en una botella,
o la combustión que se hace cuando se enciende la mecha.

Tengo inclinación a lo que no puede ser,
obviamente por necedad del ser humano.

Aunque la revolución también estaba en tu espalda y yo la acariciaba con las yemas de mis dedos, la conclusión es que siempre estuvimos destinados a no ser, sea por Dios inexistente, falta de acuerdo, expropiación de terrenos no explorados (o explorados antes por alguien que no era yo), ausencia de acción, teoría a medias y pues; dos personas libertarias sacando lo peor de sí.




marzo 18, 2015

Los montes de su cuerpo.

Una tarde febril de Marzo se encontraba trabajando en un nuevo cuadro, observando la tarde cual pájaro en su nido seguro. Y no pintaba precisamente la tarde, sino el reflejo de ella.
¿Cómo se veía ella a la luz del atardecer? Casi anocheciendo ante un rojizo que huye despacio pues sabe su final inminente.
Se veían tan firme frente a ese espejo fiel testigo del amor propio, veía sus piernas con celulitis simulando montes y protuberancias del mismo, con sus pequeños árboles que están a punto de reverdecer, con las piernas abiertas y sin ropa, era como si entre aquellos dos enormes montes guardaran en medio un anoche soberbio, lleno de ebriedad para quien quisiera descubrirlo.
Lleno de estrellas, constelaciones, galaxias, universos esperando ser descubiertos por un valiente que no tuviese prejuicios ante la diversidad de cuerpos.
Veía sus pechos, no tan grandes pero tampoco tan pequeños, con sus dos pezones erectos, con el aire dándoles directo, los vio como flores en el mero apogeo de la primavera, suasves al contacto de la yema de los dedos o la punta de la lengua, de ese mismo ser que pueda ser nagual, convertirse en abeja para extraer su polen. Hacer de ella miel caliente y que sepa saborear sabiendo que ella es especial.
Luego miro su enorme panza con rastros de estías y un poco de celulitis, sin querer ella era todo naturaleza salvaje, su panza parecía un campo; que esperaba florecer, un campo donde había ocurrido una guerra durante casi toda su vida, una dura guerra entre lo que ella quería y lo que la gente quería de ella.
Las cicatrices eran esas pequeñas marcas a las que hacía tiempo atrás le temía pero ahoraba, cicatrices de guerra que ahora eran camino para unos dedos dulces, manos de un compañero de guerra, lucha y batalla que quisiera escalarlas, de nuevo volverse nagual, león, lobo y a la vez mariposa que quisiera besarlas, abrazarlas con toda la fuerza necesaria para derretir a una flor que apenas se estaba descubriendo y en un gemido de placer volverla a hacer.
Se observo de nuevo, casi anochecía. Ella era todo arte y no fue necesario ni un poco de pintura para darse cuenta, sólo un bello atardecer y saber que no podía desperdiciarse en tantas cosas que no importan.
Ella sabe que hay un nagual que la está esperando...



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Septiembre 2012: Mes de poesía experimental.

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